Por Krista Shambleau, Ph.D. Consultora en Primera Infancia, Oakland Schools
Mi esposo y yo visitamos varios programas de primera infancia en busca del lugar adecuado para nuestros hijos. Uno de los aspectos que tomamos en cuenta fue el currículo: el conocimiento y las habilidades que nuestros hijos iban a aprender. Lo que llevamos en el corazón son nuestras esperanzas y sueños para ellos. Los padres comprenden profundamente lo especial que es su hijo y sus múltiples inteligencias, y desean que eso sea reconocido. Tu hijo y todos los niños tienen derecho a oportunidades equitativas de aprendizaje que les ayuden a desarrollar su máximo potencial como aprendices comprometidos y miembros valiosos de la sociedad (NAEYC, Avanzando en la Equidad en la Educación Infantil). Deseamos con todas nuestras fuerzas que nuestros hijos sean aprendices comprometidos y sean miembros valiosos de la sociedad.
Niños como aprendices comprometidos
Los niños se involucran más cuando su maestra realmente se preocupa por ellos, los conoce, entiende cómo aprenden y tiene altas expectativas. Si un niño se siente seguro, amado, incluido y desafiado, vivirá un proceso de aprendizaje transformador junto a sus maestros y compañeros. Para mi esposo y para mí, lo más importante era que sus maestras prestaran atención y amaran a nuestros hijos.
Recuerdo con cariño cuando llevé a mi hijo Ben al evento de “Conoce a la Maestra” en su preescolar para explorar el aula y conocer a la Srta. Stein. Lo observé desde lejos mientras se sentaba con otros niños: “¿Alguien quiere escuchar un chiste?”, preguntó, tratando de romper el hielo. Los demás lo miraron en silencio y la Srta. Stein lo animó a contar su chiste. Entonces improvisó rápidamente: “¿Por qué el hombre se echó cacahuates en la cabeza?… ¡Porque quería atención!”.Mi hijo —y todos los niños— merecen ser vistos, escuchados y valorados.
Niños como miembros valiosos
La idea de los “espejos y ventanas” es una forma de entender cómo se valora a los niños. “El currículo debe ofrecer espejos para que los niños vean reflejados a sí mismos, a sus familias y comunidades en el entorno de aprendizaje, los materiales y las actividades. También debe ofrecer ventanas al mundo para que los niños aprendan sobre otras personas, lugares, artes, ciencias y más, que de otra forma no conocerían. En comunidades de aprendizaje diversas e inclusivas, los espejos de un niño son las ventanas de otro, lo que genera oportunidades maravillosas de aprendizaje colaborativo”
(NAEYC, Developmentally Appropriate Practice).
El rol del currículo y qué “buscar”
Un proceso de aprendizaje transformador incluye experiencias significativas. Ese es el propósito del currículo: inspirar encuentros basados en relaciones que generen un cambio con sentido. Como madre y consultora en educación infantil, aquí comparto 10 aspectos clave que debes considerar al evaluar un currículo para tu hijo.
Busca un currículo que:
Invite a los educadores a desacelerar. Ir más despacio permite que crezcan las relaciones y que los educadores valoren las fortalezas de cada niño. El currículo debe enfocarse menos en “cubrir contenido” y más en nutrir profundamente las raíces del aprendizaje.
Sea creado en colaboración con las familias y las comunidades, y respete las culturas y lenguas del hogar. Tu hogar y comunidad son recursos valiosos. Cuando los niños reconocen algo familiar en su aula, se sienten conectados e incluidos.
Refuerce la identidad de los niños como pensadores y ciudadanos responsables. Los niños que se ven a sí mismos como capaces y responsables, actúan con base en ese valor.
Considere a los niños como aprendices activos. Los niños aprenden mejor participando activamente. Los educadores deben ofrecer materiales abiertos e interesantes, fomentar la exploración, escuchar sus ideas y apoyar muchas áreas de aprendizaje.
Fomente observaciones continuas basadas en las fortalezas. Las observaciones se comparten entre familias y docentes para comprender mejor a cada niño y guiar sus próximos pasos.
Permita diseñar actividades a partir de los intereses de los niños. Un currículo relevante y auténtico aprovecha lo que motiva a los niños para enseñar contenidos con mayor profundidad.
Sea basado en el juego. El juego es esencial para el desarrollo saludable. A través del juego, los niños se enfocan, resuelven problemas, manejan emociones, se arriesgan, y desarrollan resiliencia. (Pathways.org 2019).
Ocurra en un clima de apoyo. El educador y el niño son socios en el aprendizaje: co-creadores, co-descubridores y co-aprendices.
Promueva el desarrollo saludable del cerebro. Un buen currículo permite ejercitar la memoria, el autocontrol, la empatía, y ofrece tiempo para planificar, reflexionar y aprender con propósito.
Fomente la curiosidad, el asombro y el disfrute del aprendizaje. Los niños nacen con ganas de conocer el mundo. Un buen educador, apoyado por un liderazgo fuerte, se deja inspirar por esa energía natural de los niños.
Un currículo es tan bueno como los profesionales que lo implementan. Conoce a las personas detrás de ese trabajo. Pregunta a los educadores cómo ven a los niños y cuál es su rol como docentes. Escucha sus valores. Esos valores guiarán la experiencia educativa de tu hijo.
Busca educadores que encuentren profundidad, sentido y alegría en el proceso de enseñar y aprender.Porque en el centro del currículo hay un corazón que late.
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